Recuerdo la primera vez que vi una cámara GoPro. Me encontraba bailando en un concierto (en el espacio que se me permitía, todos sabemos cómo son las primeras filas de un concierto) cuando alguien me pedía pasar. Vi como en su mano, a lo alto, llevaba un cachibache (fue la primera palabra que me pasó por la cabeza) cuadrangular, pequeño y que parecía una pequeña cajita negra. "Es una GoPro", me explicó uno de mis acompañantes al recital "ESO es una cámara"
Más tarde, descubrí más información sobre la dichosa cámara. Para empezar, que era casi indestructible. Una mezcla entre una Kodak y el Anillo Único de Tolkien. Para seguir, que tiene una gran calidad de imagen, y que por estas condiciones, la anhelan artistas, surferos, y directores de cine (Hablando de Tolkien, la conocida escena de los enanos escapando en barriles de El Hobbit: La Desolación de Smaug fue grabada con una GoPro). Y que el creador de esta action camera fue Nick Woodman, un surfista que, en el momento de su genial idea, estaba en bancarrota.
Woodman vio como su empresa de márketing online se iba al garete alrededor del año 2000. Decidió en ese momento volcarse en su hobbie, el surf. En el año 2002, emprendió un viaje por las playas de Indonesia y Australia, y vio como sus amigos surferos sufrían mucho al intentar fotografiar sus acrobacias. En ese momento, dio luz a su idea: Una cámara que pudiera utilizarse en todos los deportes de riesgo. Todos. Empezó fabricando, en esa misma playa, un rústico soporte de muñeca para su réflex, el primer prototipo para su GoPro.
Tras fabricar su primera GoPro comerciable, viajó con su vieja Volkswagen (Y sin apenas un dólar) por todo USA para enseñarlas en las diferentes ferias deportivas. Ahora mismo, sus modelos Hero cuestan entre 300 y 400 $.
GoPro además aprovecha los vídeos que le mandan fans y clientes de sus cámaras en acción para su publicidad, ahorrando muchísimo dinero en márketing y contentando a los muchos seguidores del producto que ven su vídeo colgado recibir millones de visitas. Y seamos sinceros, no hay modelo ni actor que te venda mejor un producto que... un cerdo haciendo surf.
Woodman vio como su empresa de márketing online se iba al garete alrededor del año 2000. Decidió en ese momento volcarse en su hobbie, el surf. En el año 2002, emprendió un viaje por las playas de Indonesia y Australia, y vio como sus amigos surferos sufrían mucho al intentar fotografiar sus acrobacias. En ese momento, dio luz a su idea: Una cámara que pudiera utilizarse en todos los deportes de riesgo. Todos. Empezó fabricando, en esa misma playa, un rústico soporte de muñeca para su réflex, el primer prototipo para su GoPro.
Tras fabricar su primera GoPro comerciable, viajó con su vieja Volkswagen (Y sin apenas un dólar) por todo USA para enseñarlas en las diferentes ferias deportivas. Ahora mismo, sus modelos Hero cuestan entre 300 y 400 $.
GoPro además aprovecha los vídeos que le mandan fans y clientes de sus cámaras en acción para su publicidad, ahorrando muchísimo dinero en márketing y contentando a los muchos seguidores del producto que ven su vídeo colgado recibir millones de visitas. Y seamos sinceros, no hay modelo ni actor que te venda mejor un producto que... un cerdo haciendo surf.
Deborah Picher - @Debybowie